domingo, 30 de octubre de 2011

Religión

El jefe Inca era considerado hijo del Dios Sol, que era el dios supremo. A medida que iban conquistando los Andes, imponían el culto al Sol. Todas las tribus tuvieron que construir un templo en homenaje al Sol, pero el principal se localizaba en Cusco, donde celebraban la fiesta del Año-Nuevo. La fiesta ocurría el día del año en que al medio día, el Sol se encontraba en la vertical. Durante la fiesta todos los incas se ponían alrededor del templo y dentro, el imperador, se quitaba su franja escarlate, símbolo de su poder y oraba durante toda la noche. Cuando salía la luz del día, el imperador saldava una llama blanca que era sacrificada para satisfacer al Dios. Y cuando el soberano invocaba el Dios para fertilizar la tierra, el resto de la población participaba también. Además del Dios Sol, otros dioses eran venerados, como la Luna, El Dios del arco-iris y del trueno y lel Dios de los planetas brillantes. Y sobre todos reinaba Viracocha, el criador del Sol y de la Lua, él dirigía el destino de todos los hombres.





Oración de los Incas en Busca de Dios: Óyeme, Desde el mar de arriba en que permaneces, Desde el mar de abajo dónde estás. Creador del mundo, Alfarero del hombre, Señor de los señores, A ti, Con mis ojos que desesperan por verte, O por una gana de conocerte, Pues viéndote yo, Conociéndote, Considerándote, Comprendiéndote, Tú me verás y reconocerás: El Sol, la Luna, El día, La noche, El verano, El invierno. No en vano caminan, Ordenados, Al señalado lugar. Y a buen término llegan. Por todas partes llevan contigo, Tu cetro de Rey. Óyeme, Escúchame. No sea que me canse o que me muera.

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